Como se mueven los dientes?
Al contrario de lo que mucha gente cree, nuestros huesos están vivos. Si no fuera así, cuando nos rompemos un brazo o una pierna no se curarían y no podríamos seguir haciendo vida normal. Pues de la misma manera, los huesos maxilar y mandibular, que soportan los dientes superiores e inferiores, también tienen la capacidad de remodelarse.
Y eso qué tiene que ver con el movimiento de los dientes? Pues todo! Porque cuando llevamos ortodoncia, lo que realmente estamos haciendo es remodelar el hueso que sujeta los dientes para que éstas se muevan.
Tal y como vimos en ese artículo, los dientes están cogidas en los maxilares a través del ligamento periodontal. Este ligamento actúa como un muelle ante las fuerzas que produce la musculatura de la masticación, y amortigua los impactos que se producen entre las muelas superiores y los inferiores. Las fuerzas de la masticación son muy intensas, pero tienen una duración muy corta, de manera que cuando los dientes presionan los ligamentos, estos se comprimen, pero al dejar de recibir presión vuelven a su estado normal. Toda la presión se ha recibido en un instante tan corto, que el hueso no tiene tiempo de reaccionar y remodelarse, y el diente no se mueve.
Las fuerzas ortodóncicas, en cambio, son muy ligeras y prolongadas en el tiempo, y eso hace que cuando el ligamento periodontal se contrae, presione de manera continua sobre la zona del hueso que recibe la fuerza. Como la fuerza es permanente, los huesos, que están vivos, reaccionan reabsorbiendo por la zona que sufre por apartarse. Es a medida que el hueso va desapareciendo de la zona que queda por delante del movimiento, y el diente puede ir avanzando. Por detrás del diente, el ligamento se dilata y favorece la producción de nuevas células sanguíneas que van regenerando el hueso a medida que el diente se mueve.
La fuerza que tiene que hacer la ortodoncia, pues, debe ser la justa para que el ritmo de reabsorción por delante y el de formación ósea por detrás sean lo mismo. Si la fuerza que hacemos es demasiado débil el hueso no se reabsorberá y el diente no se moverá, y si es demasiado fuerte la velocidad de reabsorción ósea será superior a la de formación, y el diente quedará despegada del hueso. Esta, en parte, es la razón por la que los tratamientos de ortodoncia tienen una duración mínima, pues requieren el tiempo necesario para que nuestro cuerpo responda biológicamente a los movimientos que le estamos pidiendo.